Estos juguetes son mi trompo y mi yo-yo. Me recuerdan las tardes soleadas en las que nos reuníamos mis amigos y yo a aprender nuevos trucos y luego a realizar pequeños concursos, como el que pudiera poner el trompo en su mano sin que parara de rodar o hacer el perrito y el columpio con el yo-yo, entre muchos otros.

Una anécdota que recuerdo en particular, era que a mi me gustaba jugar tanto con el yo-yo que hasta me lo llevaba para el colegio para jugar con el en los descansos, lo que causo que un chico me colocara de apodo "la chica del yo-yo rojo".

Carolina Maria Pulido Serna
Estudiante de Lic. en Pedagogía Infantil
Universidad de Antioquia



Este elefante rosa, es el primer juguete que recibí y del cual tengo memoria.
Me lo regaló una tía abuela llamada Ana, cuando era bebé. 
Es de color rosa , de tela suavecita y peluda. 
Cuando era chica lo tenía en mi cama cuando me iba a dormir.
Micaela



Esta muñeca la compré en un viaje a Grecia hace ya 10 años, en un negocio ubicado en una pequeña  ciudad llamada Nauplia.
Es muy antigua, vestida con un traje típico de la gente de ese país. Tiene aún su etiqueta original y es una réplica de las muñecas que están en el Museo Benaki (Museo Histórico).

Esta muñeca, tiene un significado muy especial para mi, ya que me recuerda a una de las vacaciones más hermosas de mi vida. 
Micaela



Desde muy chiquitas, a María de los Angeles y a mi, nos gustaba quedarnos a dormir en la casa de los abuelos, ahí tenemos un cuarto especial para nosotras, donde estuvieron siempre nuestros juguetes, guardados en una cajonera .

Uno de los juegos preferidos de la familia de mi mamá era la "GENERALA" infaltable en las tardes o noches lluviosas durante los veranos en la costa.

Pero había una muñeca muy antigua que solo la podíamos mirar y tocar junto a la compañia de la abuela, ya que su carita es de porcelana, y se la regaló su cuñada  para un cumpleaños allá por el 80, es un hermoso recuerdo que ella cuida con cariño, porque la Tía Negra, ya no está entre nosotros.

Micaela Luccardi


Tardecitas de domingos invernales eran las preferidas, para los chicos y grandes, para sentarnos a jugar al Scrabble, juego donde la habilidad era formar la mayor cantidad de palabras alcanzando el mejor puntaje...

Aún hoy me queda en  el recuerdo cómo lo disfrutábamos junto a mis primos y tíos.
Era un verdadero juego en familia, donde también estaban las infaltables "tortitas negras, medialunas, galletitas con formitas  y chocolate caliente de la tía Rita, acompañando mis hermosos domingos allá, en mi niñez, por la década del 70.
Sandra






Este peluche pertenece a Kim Fung, su mamá se lo regaló en 1996, cuando se fue a vivir solo a Adrogue. Él lo tiene como un lindo recuerdo de su madre, ya fallecida .

Sandra



Estos son mis soldaditos, pertenecen a tres potencias mundiales: Estados Unidos; Alemania y Japón. Lo que se observa en la foto es lo que me quedó de aquellos días espectaculares, de cuando éramos chicos con mis hermanos. 
Armábamos grandes conflictos bélicos, en donde el campo de batalla era el jardín trasero de la casa. Se construían ciudades y destacamentos militares y cada bando peleaba en cruentas batallas en las que todo se destruía…. 
Una anécdota que recuerdo, es que para hacer más real la guerra, utilizábamos pirotecnia que sobraba de las fiestas, como armas de destrucción masiva. Por ejemplo: las cañitas voladoras (eran misiles); los rompeportones (eran bombas); los fosforitos (eran granadas de mano); los morteros (eran cañones); etcétera.

Gustavo Javier Duarte





Él es la Gárgola un personaje de ''Gargoyles'', una serie animada estadounidense creada por Greg Weisman, producida por Greg Weisman y Frank Paur, emitida entre el 24 de octubre de 1994 al 15 de febrero de 1997. 
Tenía varios accesorios entre ellos: alas rebatibles, poseía un arma en su brazo derecho y una cola. Fue parte de toda mi infancia y me lo había regalado mi mamá para el Día del Niño. 
Lo que recuerdo bien de la gárgola, era que cuando jugaba con él, lo hacía formar parte de una banda de peluches, liderada por monito negro, que quería dominar el mundo. El papel que jugaba la gárgola era un asesino de juguetes. 
Con el paso del tiempo los accesorios fueron desapareciendo, después perdió su brazo derecho en donde tenía el arma y su cola. 
En la actualidad el juguete está guardado en una bolsa junto con los soldaditos.
Gustavo Javier Duarte






La falta de juego simbólico es parte de las alteraciones sociales vinculadas a los trastornos de espectro autista. En la primera etapa de su niñez, mi hijo Cristian, no demostró demasiado interés por los juguetes hasta que un día llegó a casa desde la escuela, con Tambor en la mochila (lo había secuestrado). Si bien este hecho podría ser considerado como un “delito menor” en un niño normal, para la familia y sus docentes fue un episodio más que positivo. Y lo más sorprendente es que, no solo se convirtió en un compañero inseparable de juego, sino que por momentos desaparecía en el interior del placard y ante la pregunta ¿Y Tambor dónde está?, la respuesta era increíble: “Está en el planeta del bosque”. Si, había aparecido por primera vez el juego simbólico… Y todo gracias a Tambor.

Cristina


Él es Claudio. Fue un regalo de mi papá a mi mamá cuando se enteraron que yo venía en camino.
Me acompañó durante toda mi infancia. Fue siempre mi muñeco favorito. Cuando nos íbamos de vacaciones, siempre lo llevaba conmigo.
Mi abuela solía hacerle ropitas para que yo jugara a cambiarlo.
Recuerdo que una vez tuve una pelea fuerte con mi hermano. Éramos chicos. Yo tendría 7 años y él cinco. Como Mariano, mi hermano, quedó muy enojado conmigo, lo que hizo fue agarrar un marcador y dibujarle toda la cara.  Lloré muchísimo hasta que mi mamá, con mucho esfuerzo, pudo limpiarlo.
Cuando me casé, Claudio se mudó conmigo y hoy en día, está en mi mesa de luz.
María Silvina Fernandez



Otro de los juegos de mesa con los que, mis padres,  pretendían que me quedase quieto, por allá a fines de la década del 70. (1979 para ser exacto)
Saludos
Bruno Bustos



Un juego de mesa con el que, mis padres, pretendían que esta criatura se quedase quieto, por allá a fines de la década del 70. (1979 para ser exacto)
Saludos
Bruno Bustos
Una pelota en serio era mi pelota de goma, ahora cuesta encontrarlas pero yo jugué y jugué con una así en el campito de enfrente de mi casa a los 8 años con los amigos del barrio, cuantos recuerdos. Gracias. José Héctor.

Una muñeca parecida a ésta llegó con los reyes a casa en el año 1975. La abracé mucho y la guardé durante mucho tiempo después para que mi hija juegue, hoy le perdí el rastro pero la recuerdo así peinada y vestida para jugar a las visitas. María Susana.

En la década del 50 yo tenía 6 años y mis primos me invitaban a su casa a jugar con un trompo así. Todavía me acuerdo. Que lindo, esperábamos los turnos porque sino nos retaban. Emilio

Siempre en mi mesita de luz, lleno de colores, esperando que le dejara mis huellas encima. Hacerlo girar hasta ver que los colores se mezclaban, comprender el mecanismo. Nunca logré armarlo entero pero sí llegué hasta 2 caras enteras! El día de hoy lo sigo intentando, ya no es aquel que tuve, hoy se llama Rubick, pero no ha perdido su encanto desafiante y tranquilizador. Compañero silencioso de antes de ir a dormir. Elsie

Recuerdo estar horas tratando de hacer que las pelotitas se golpeen entre sí, aunque a veces eran mis dedos los que resultaban goleados. Tardes de siesta, lejos de la ventana de las casas, en la vereda, caminando al compás del sonido tiki taka que hacen las pelotitas cuando se chocan. Lo usé mucho entre los 8 y los 10 años, hoy tengo 44 y no tengo ninguna foto propia con él pero sí que eramos compañeros de aventuras! Elsie

Este es un triciclo similar al que tenía cuando era chica, allá por el año 1966. La única diferencia es que el mío tenía el asiento color rojo y con él volaba por la vereda empinada de mi cuadra, camino al río, en Vicente López.

Cristina