Él es Claudio. Fue un regalo de mi papá a mi mamá cuando se enteraron que yo venía en camino.
Me acompañó durante toda mi infancia. Fue siempre mi muñeco favorito. Cuando nos íbamos de vacaciones, siempre lo llevaba conmigo.
Mi abuela solía hacerle ropitas para que yo jugara a cambiarlo.
Recuerdo que una vez tuve una pelea fuerte con mi hermano. Éramos chicos. Yo tendría 7 años y él cinco. Como Mariano, mi hermano, quedó muy enojado conmigo, lo que hizo fue agarrar un marcador y dibujarle toda la cara.  Lloré muchísimo hasta que mi mamá, con mucho esfuerzo, pudo limpiarlo.
Cuando me casé, Claudio se mudó conmigo y hoy en día, está en mi mesa de luz.
María Silvina Fernandez

Leave a Reply