Siempre en mi mesita de luz, lleno de colores, esperando que le dejara mis huellas encima. Hacerlo girar hasta ver que los colores se mezclaban, comprender el mecanismo. Nunca logré armarlo entero pero sí llegué hasta 2 caras enteras! El día de hoy lo sigo intentando, ya no es aquel que tuve, hoy se llama Rubick, pero no ha perdido su encanto desafiante y tranquilizador. Compañero silencioso de antes de ir a dormir. Elsie

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