Eloísa fue títere, amiga y también duende en sus ratos libres. No la compré en una juguetería, ni la encontré por ahí, ni me la trajo Papá Noel. La hice yo, con un retazo de sábana floreada que me regaló mi abuela.

Sus manos son suavecitas. Tiene las pupilas de papel glasé, del que es verde y brillante. Y el pelo de lana azabache, aunque algunas hebras se perdieron con los años.

Ahora vive en el cuarto de mi hija.
Silvina Synaj

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