Nunca voy a olvidar cómo sonaba el timbre de mi casa, porque todos los chicos querían jugar con mi barco pirata.
Mi abuela vivía en Italia, y rara vez venía de viaje a visitarnos.  Una de esas pocas veces vino con un paquete, era el paquete más grande que nunca había visto, obviamente casi que se lo saqué de las manos,  sin decir hola, lo abrí y no podía creer lo que había adentro, el barco pirata de Playmovil, era increíble, nunca pensé en mi vida tener algo así.
Rápidamente me dispuse a abrirlo y empezar a armarlo, me llevo todo el día pero con una paciencia enorme, cada parte tenía que encajar perfectamente, cada pegatina en sincronía con el contorno de la pieza, las velas con sus sogas haciendo que el viento lo lleve y me lleve a algún lugar lejos lejos.
Las batallas marítimas más grandes de la historia de la humanidad, se ejecutaban en mi pelopincho todas las tardes de verano, se podía escuchar como los piratas una y otra vez hundían y se apoderaban de todo lo que había cerca.
Hoy mis hijos juegan con mi barco pirata, ya sin velas totalamente despintado y casi sin tripulación, pero yo no podría ser más feliz.
Alejandro


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