Tal vez tener una infancia con un padre preso por razones políticas durante la Guerra Civil  Española y una madre joven y amorosa, con escasos recursos ,que con un lápiz y un papel les pintaba las muñecas  que no les podía comprar, llevó a mis hermanas a convertir a las muñecas recortables (mariquitas,como les decían en España) en uno de sus juguetes preferidos. 

Cuando en Venezuela, tuve la edad suficiente para compartir con ellas este juego, también se convirtió en uno de mis favoritos. Lo mismo ocurrió con mis sobrinas y mi hija. 
Hoy le pregunté a esta última si aún conservaba algunas y me mostró las que estoy enviando, . Por cierto me dijo: "Mamá, son algo que siempre he querido conservar".

Irene

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